Ganadores de carreras largas / ¿sobreviviremos al vuelo? / Ninguno de nosotros le corre / a la luz del fuego. / Quisiera creer / creo lo que ustedes dicen / En el drama del momento / para nosotros, no hay manera fácil / Ninguno se va / todos se quedan cerca hasta que el fuego se extinga.
Ser la última en salir / ¿Qué originó el temible divorcio en la noche? / No había competencia. / Para sobrevivir, hazlo bien / y tú crees en los cinco / Para sobrevivir a la distancia / todos luchan / todos luchan / también las luciérnagas.
A riesgo de mis sentimientos / somos soñadores en la noche / Algunos lo llaman mi pesadilla / mis cinco luciérnagas / Al igual que en un barco / ninguno de nosotros escapa." (Stevie Nicks, traducción libre de la letra).
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Quizá no exista una fuerza y un espíritu que encarne más vivamente el alma humana colectiva que se vivió en los Estados Unidos y gran parte del mundo durante la década de 1970 que la banda de rock FLEETWOOD MAC, y gran parte de ese espíritu tiene un nombre propio: STEVIE NICKS. Cuando en 1974 la banda inglesa de rock Fleetwood Mac (formada principalmente por Mick Fleetwood, John McVie y su esposa Christine McVie) solicitaron los servicios de un nuevo guitarrista, se toparon con Lindsey Buckingham, un diestro guitarrista norteamericano que gustoso aceptó entrar al grupo... con una condición: que también aceptaran a su compañera de composición y de amores, una joven rubia llamada Stevie Nicks. Allí empezó la fábula de uno de los grupos más exitosos de la historia del rock. Parte de la raíz de dicho éxito radicaba en que cada uno de los integrantes, muy distintos entre sí, ponía con una química fantástica parte de su ser en cada canción.
Para la joven Stevie, este camino fue poco más que un sueño hecho realidad: su camino con la banda comenzó cuando contaba 26 años de edad, y su ingreso al grupo fue simplemente una tormenta. Stevie Nicks es pasional y voraz cuando plasma sus sentimientos en una canción y sencillamente no tenía miedo alguno de desnudar su más íntimo ser ante todos en cada composición. Sus creaciones de esa época hablan en un lenguaje metafórico y febril de sus vivencias con el grupo (que llegó a ser un grupo de amigos irreemplazables), sus sueños y su relación amorosa con Lindsey Buckingham. No obstante, para fines de la década de 1970, la fama, la rutina y el cansancio no sólo desgastaron su relación con Buckingham, sino también la mística completa del grupo de amigos. Nicks sólo podía verse libre de tanta pena y desgarro: todas sus composiciones de esa etapa reflejan brutal pero melancólicamente su negación a terminar con el sueño.
Una de mis canciones favoritas de Fleetwood Mac (y una de las menos conocidas) es FIREFLIES, lanzada en 1980 en el álbum en concierto Fleetwood Mac - Live. Su letra es un reclamo visceral por lo perdido en el camino y su renuencia a dejar atrás todas sus queridas vivencias con el grupo. En ella, Nicks juega con la idea del fuego (como símil de la inspiración y la pasión que sentía durante los inicios del grupo) y pone a los cinco integrantes como sus "luciérnagas", por cuanto estos insectos deben mantenerse juntos forzadamente para mantener su luz viva y moverse en la oscuridad. La música también es un llanto clamoroso y sombrío, con el teclado oscuro de Christine McVie como tela de fondo para una de las canciones más fabulosas de su tiempo.